martes, 12 de febrero de 2013

Recuerdas

o el porqué de mi limitación y cautela ante la posibilidad de una conversación

¿Que si me acuerdo? Me acuerdo tanto que es un infierno. Es darse la vuelta y pensar que vas a chocar con alguien que nunca estuvo ahí en primer lugar. Ofensivamente presente esta puta mentira. Vaya que es puta la muy puta. Y vaya que es mentira. Acordarse. Acordeón. A cordón. De cuerda. ¿Entiendes cómo? Como una cajita musical de una película de terror. No sabría muy bien como explicarte la conexión entre ambas, pero supongo que tú eres una persona inteligente y alcanzas a distinguir la relación, no de las cosas, pero del sentimiento, ¿sentimiento? idea, idea suena más bonito. También, tú, como la persona inteligente que eres alcanzarás a deslumbrar algunos rasgos de quizás cierta estupidez. De dicha estupidez, alomejor cuando esté de buenas, aceptaré la culpa parcialmente, digamos en un 53.4% esto, porque me acuerdo.

Me acuerdo maldita sea, y eso no es nisiquiera lo peor. Lo peor de todo son los cristos hechos con los ganchos de la ropa. Ya nos habían dicho, ¿te acuerdas? ¿te acuerdas tú? Te acuerdas algunos centímetros más hacia la izquierda. Del lado tuyo de la cama. Hay días completos que logro no emitir ni una sola palabra.   Soy excelente. Deberías verme. Evadiendo toda posibilidad de interacción que solicite del habla. Para lo contrario soy lo peor. Aviento una maraña de sin sentidos enredados que hacen nudos entre sí. Si fueran animales serían peces fuera del agua. No es su culpa, pues nunca aprendieron a nadar.

Estamos, como sea. Yo, respondiendo a tu pregunta y tú deseando no haber preguntado nada. Porque también te acuerdas, pero diferente. Otra cámara. Otra toma. Otro diálogo. Incluso otra película completamente diferente pero en la misma locación. No se, los mismos actores pero más viejos. Puedo seguir. No lo voy a hacer.

La respuesta es sí.


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