miércoles, 28 de julio de 2010

domingo, 25 de julio de 2010

Doctora, sus vitaminas me arruinaron la vida

Pensé en escribirte hace unas horas, después llego la lluvia y se encargó de quitarle todo el sentido a cualquier acción que realizase, ya sea vestirme, encontrar el control de la tele o incluso despegar las manos del colchón. Normalmente los domingos no necesitan de la lluvia.

La lluvia normalmente no es la excusa.

Más bien es el domingo.

Claro que toda esta nausea, la falta de sueño y el tenedor invisible que traigo atravesado en la tripa me funcionan toda la semana.



Ahora ya pasaron un par de horas más y la escena sigue intacta, la pantalla se quedó en pausa. Le quitó el sentido, incluso a escribir.

Ves?

viernes, 2 de julio de 2010

23

Cuando uno se imagina un límite, sobretodo si es autoimpuesto, éste se muestra como una altísima muralla imposible de traspasar, además de que nuestra persona estaría infinitamente ofendida de siquiera pensar en hacerlo. Se imagina uno. Se imagina sin sospechar la mala fama que se le ha creado a la pobre rayita de gis pintada en algún triste pavimento, ya pisada mil veces, ya borrada otras mil por una ligera lluvia.