Me sudan las manos. Quiero una cerveza. La simpleza de estas expresiones es con el fin de poder descifrar poco a poco lo que sigue a partir de aquí. Te extraño con violencia y ni siquiera me he marchado. Parece que estoy sentada en el vagón del tren y sé que tú estás en la estación esperando que pase este estúpido lapso entre la despedida y la verdadera partida, pero falta algún pasajero importante y el tren se ha retrasado un par de minutos. Yo, desde adentro, considero la posibilidad de tomar mi equipaje y bajar corriendo hacia ti como en las películas, donde nos quedaríamos congelados en un eterno beso mientras las letras de todas las personas que lo hicieron posible se deslizan sobre nuestros cuerpos, nuestras caras, el piso, los extras, etc. Tú sabes lo que estoy pensando y lo ansías con las tripas. Ambos sabemos que en cuanto me ponga de pie el tren arrancará por las vías. Y también será como una película, pero una diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario