viernes, 19 de octubre de 2012
I
Pensó en la primera vez que le dijo que era bonita, porque así lo dijo -Eres muy bonita- Quiso saber si se había dado cuenta de la cautela con la que había seleccionado esas palabras, si había notado cómo había dicho "eres" en vez de "estás" porque no se refería a una cualidad transitoria. Había elegido "bonita" en vez de "guapa" o "hermosa" con toda conciencia de no estar elogiando precisamente a una mujer, sino quizás a una niña, o quizás un híbrido de ambas al que dicho adjetivo parecía adornar mejor. El "muy" fue mero capricho, pero no un accidente.
No sabe si le dio las gracias, aunque prefirió asumir que sí.
Tuvo muchas ganas de llamarla y se alegró de no saber ya dónde vivía.
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