Pensé en escribirte hace unas horas, después llego la lluvia y se encargó de quitarle todo el sentido a cualquier acción que realizase, ya sea vestirme, encontrar el control de la tele o incluso despegar las manos del colchón. Normalmente los domingos no necesitan de la lluvia.
La lluvia normalmente no es la excusa.
Más bien es el domingo.
Claro que toda esta nausea, la falta de sueño y el tenedor invisible que traigo atravesado en la tripa me funcionan toda la semana.
Ahora ya pasaron un par de horas más y la escena sigue intacta, la pantalla se quedó en pausa. Le quitó el sentido, incluso a escribir.
Ves?
1 comentario:
Eso te pasa por emborracharte el sábado.
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